El Volcan Melimoyu
La Montaña Sagrada de la Patagonia
Mitos y Leyendas
Melimoyu, ronda una leyenda según la cual esta montaña elige a quién debe visitarla a través de los sueños, y lo haría dando avisos o señales mientras más cerca de ella se encuentre geográficamente el escogido. El poeta chileno Miguel Serrano, soñó con él antes de verlo, como si algo en su conciencia se preparara para la potente experiencia de enfrentarlo. Lo visualizó como dos gigantes atrapados en las rocas de la gran montaña, uno de ellos con los brazos alzados y el otro con los brazos bajos. Enorme fue su sorpresa, entonces, al ver al Melimoyu y confirmar su premonición onírica, a bordo de la nave "Covadonga" de la Armada de Chile, en 1947, de camino a la Antártica. "Vengo a establecer la relación entre el Kailás y el Melimoyu", dijo en 1953, al asumir la embajada de Chile en la India, aludiendo al monte sagrado de los Himalayas y presentando al nuestro como su contraparte místico-esotérica.
Pocos saben de su secreto, sin embargo. Para la mayoría de los que le conocen no es más que "el monte con cachos", por su extraña característica de tener dos puntas. En el pasado fueron cuatro, pero dos que acabaron derribadas por un fuerte terremoto o, según otras versiones, por actividad volcánica. De ahí su nombre, recordando este pasado: Meli-Moyu, que significa en mapudungún (lengua Mapuche) Cuatro Ubres. Y de ahí también el sueño de Serrano: un gigante con dos brazos alzados al cielo y el otro sus dos brazos caídos.
Ubicado al Norte de la Región de Aisén del General Carlos Ibáñez del Campo, en la posición 44.1° Sur y 72.9° Oeste, el Melimoyu se presenta como una observación majestuosa en el sector, tan cerca de la costa con sus 2.400 metros de altura y esas dos cornamentas que le son propias, eternamente nevadas.
"Sueño con un cordón de montañas lejanas, apenas visibles. Escucho una voz extraña, como un narrador intermediario de este mundo y el otro. No es la voz de ninguno de los que me acompaña. Me señala casi compartiendo mi alegría: "¡Mira, es el Melimoyu! ¡El Melimoyu!". No veo el dedo, pero sé que apunta hacia un lugar preciso del hilo de relieves detrás de un gran mar azul y sobre las siluetas cordilleranas. Por más que me esfuerzo, no consigo distinguirlo, mientras sigue repitiéndome el extraño desconocido: "Ahí está... es el Melimoyu y entonces despierto con el sobresalto del cuerpo que siente caer al vacío... Y descubro que todo fue un sueño, alentado por la frustración y la congoja de quedar fuera de esa visión cautivadora de la montaña con forma del imaginario casco vikingo... Todo fue un dulce engaño de mi mente.
A principios de 2013, el buzo Pablo Zavala fue contratado para explorar la desconocida costa del Melimoyu, en la Patagonia, y preparar el arribo de Celine Cousteau, la nieta de Jacques Cousteau, a la zona. Todo lo que vio quedó plasmado en una serie de fotografías que, por primera vez, muestran cómo es el fondo marino de esta región que, según múltiples leyendas, conduciría a Agartha, una civilización perdida en las entrañas de la tierra y donde uno de sus accesos estaría en nuestro místico volcán Melimoyu.